Empezó en un avión 747, que transportaba 300 almas adentro. Más o menos, la verdad es que es difícil saberlo. Entre lo poco que quedo después de se estrellara contra la torre latino, y destrozara un ala del edificio de Bellas Artes, no hubo mucho que reconocer. Supongo que se podrían desenterrar los registros de la aerolínea, pero ahora no importa mucho, y hay mejores maneras de recordar el incidente. De vivirlo.
Empezó con un hombre gordo, calvo, un cincuenton regresando de un viaje de negocios. En el asiento 7-b. El de en medio. El hombre contemplaba su cara grasienta en el reflejo de su tableta electrónica, cuando sintió al soldado teletransportarse dentro de su cuerpo. La teletransportacion, o para ser correcto el flujo de una dimensión a otra, era algo más lento antes y conllevaba varios rituales. El hombre pudo ver el fantasma de la cara del lagarto, y tal vez sus propios ojos reemplazados por los ojos dorados, antes de estallar desde dentro. El portal se abrió entre su pecho y su estomago, y el hombre pario un lagarto de dos metros y medio de altura que se abrio pasos con sus manos, y extendió el boquete para dejar pasar un hocico de cocodrilo enorme. El nacimiento tomo pocos segundos, y los compañeros de asiento se quedaron paralizados mientras el lagarto se erguía en todo su esplendor, desnudo y lubricado por la sangre del hombre. En sus fauces, algún órgano había quedado incrustado, y su lengua rápidamente lo chupo. Miro a su progenitor:
-Oh, madre, te voy a extrañar. Tenias el colesterol alto. Me enseñaste tanto...
Otros 4 lagartos se desfasaron y nacieron de diversas personas, y el resto de los pasajeros empezó a gritar.
-Oh, cállense. Todavía no empezamos a hacer nada para merecer tal nivel de neurosis, dijo el lagarto primogénito. Se inclino sobre su compañero de asiento, un hombre moreno, abrió sus fauces lentamente y las poso sobre la cabeza de su almuerzo. Arranco la del hombre apenas este comenzo a gritar y su lengua, hábil y rápida, cuido de tomar también la espina dorsal y sacar parte de ella. Primogénito mastico el cráneo del hombre y hablo entre dientes a nadie en particular, su acento gutural proyectandose a varios metros.
--Crunch-- tal vez quieran aprovechar sus últimos momentos --crunch-- despidiéndose de sus familiares. Llamenles. Díganles... que van a un lugar mejor. Que van a tener bebes. Eso siempre alegra a sus madres, ¿no es así? --crunch--
Empezó con un hombre gordo, calvo, un cincuenton regresando de un viaje de negocios. En el asiento 7-b. El de en medio. El hombre contemplaba su cara grasienta en el reflejo de su tableta electrónica, cuando sintió al soldado teletransportarse dentro de su cuerpo. La teletransportacion, o para ser correcto el flujo de una dimensión a otra, era algo más lento antes y conllevaba varios rituales. El hombre pudo ver el fantasma de la cara del lagarto, y tal vez sus propios ojos reemplazados por los ojos dorados, antes de estallar desde dentro. El portal se abrió entre su pecho y su estomago, y el hombre pario un lagarto de dos metros y medio de altura que se abrio pasos con sus manos, y extendió el boquete para dejar pasar un hocico de cocodrilo enorme. El nacimiento tomo pocos segundos, y los compañeros de asiento se quedaron paralizados mientras el lagarto se erguía en todo su esplendor, desnudo y lubricado por la sangre del hombre. En sus fauces, algún órgano había quedado incrustado, y su lengua rápidamente lo chupo. Miro a su progenitor:
-Oh, madre, te voy a extrañar. Tenias el colesterol alto. Me enseñaste tanto...
Otros 4 lagartos se desfasaron y nacieron de diversas personas, y el resto de los pasajeros empezó a gritar.
-Oh, cállense. Todavía no empezamos a hacer nada para merecer tal nivel de neurosis, dijo el lagarto primogénito. Se inclino sobre su compañero de asiento, un hombre moreno, abrió sus fauces lentamente y las poso sobre la cabeza de su almuerzo. Arranco la del hombre apenas este comenzo a gritar y su lengua, hábil y rápida, cuido de tomar también la espina dorsal y sacar parte de ella. Primogénito mastico el cráneo del hombre y hablo entre dientes a nadie en particular, su acento gutural proyectandose a varios metros.
--Crunch-- tal vez quieran aprovechar sus últimos momentos --crunch-- despidiéndose de sus familiares. Llamenles. Díganles... que van a un lugar mejor. Que van a tener bebes. Eso siempre alegra a sus madres, ¿no es así? --crunch--